Todos hemos pasado por momentos difíciles en nuestra vida. Y podemos llegar a sacar o lo peor de nosotros o lo mejor en momentos como estos. He aprendido que en la fase inicial de un reto al que sin avisar somos enfrentados, sacamos a veces nuestra ira, desesperación y frustración.
Al pasar el tiempo cada reto se convierte en un aprendizaje que nos dura para toda la vida; y ahí es donde debemos depositar las acciones que tomaremos en el futuro para resistir los embates de la vida. La fe en Dios nos hace fuertes porque en el sostenemos todo lo que somos y lo que hacemos. Cuando dejamos la autocompasión y el egocentrismo es entonces donde reconocemos que las acciones que hemos tomado son guiadas por pasiones. Y es aqui donde entra nuestra fe, nuestra mision y proposito por el cual vivimos.
En si mismo nuestra autocompasión y egoísmo nos trae más problemas que todo lo que azarosamente pueda llegar a ocurrir; por ejemplo alguien que se accidenta por exceso de velocidad es tentado por su ego para llegar más rápido, para ser el mas intrepido. Otro ejemplo es el deseo por llegar a ser alguien importante; pasando por encima de los demás; y luego su ego cobra factura con la caída de su imperio y pérdida de poder.
Cuando tenemos fe en los demás y en Dios; depositamos todo lo que somos y hacemos para un bien común; para servir; nos hacemos invulnerables al dolor infligido por el ego; por el sentido de pertenencia de objetos o de las posiciones sociales porque todo lo que nos ha llegado a sido por servir. No es malo tener recursos, liderazgo y ser ejemplo; lo malo y negativo es la acumulacion de poder, riqueza y fama. Alguna vez leyendo el corán aprendí de la belleza del arte, de la expresión humana y la contemplación de la creación; lo negativo es que a veces le pongamos un valor absurdo y estemos dispuestos a pagar millones para mantener colecciones privadas. A que fin sirve eso; sino al ego; debemos poner las pertenencia donde pertenecen; una pintura se debe de contemplar en un museo no en una sala de una casa.
Todo sirve a un propósito. Y al igual que una pintura tiene pertenencia pública y al arte, nosotros también tenemos pertenencia a Dios; debemos servir su propósito para nosotros en la mayordomía, en el servicio a nuestras familias y comunidad; preparándonos cada quien usando sus respectivas virtudes para cumplir con nuestros objetivos encomendados.
Todo sirve a un propósito. Y al igual que una pintura tiene pertenencia pública y al arte, nosotros también tenemos pertenencia a Dios; debemos servir su propósito para nosotros en la mayordomía, en el servicio a nuestras familias y comunidad; preparándonos cada quien usando sus respectivas virtudes para cumplir con nuestros objetivos encomendados.
Fe en Dios y adelante; una frase que emana de la voluntad de servir, de vivir por alcanzar solo la riqueza espiritual. Yo pongo mi fe en Cristo; y veo en Jesus a mi redentor, un ejemplo para guiar mi vida. Un solo Dios en un solo modo de vida.
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