En estos días en los que los valores se confunden y mezclamos términos como ambicion con nuestro objetivo en la vida; es bueno retomar el fundamento que dio paso a los antónimos y que es fundamental recordar para saber en que lado de la balanza estamos.
Cada palabra tiene un significado diferente y por cada adjetivo hay un antónimo que evoca la necesidad de transmitir en la lengua; el equilibrio necesario en nuestras vidas. Es por eso que hoy reconozco que yo era una persona sumamente ambiciosa; y no existe la ambicion positiva; a eso que se quiere definir así; se le llama proposito; y el proposito proviene de la modestia y la mayordomía; contrario a cualquier valor que favorece la ambición.
El mundo hoy esta lleno de ambiciosos; personas que desean poseer poder, fama, reconocimiento y riquezas. Nada de eso tiene valor para el ser humano modesto; solo nos lleva a la desgracia y la infelicidad; no puede traer satisfactores, pero en verdad no hay nada que merezca más honorabilidad para el hombre y su armonía que el servicio desde nuestro propósito.
Esto no quiere decir que no debemos de poseer riqueza, gocemos de fama o poder; lo que es negativo es como se obtiene y el objetivo que es enteramente para el servicio personal; para un ser enfocado en el servicio no existe el poder; sino el liderazgo; no existe la riqueza; sino los recursos; no existe la fama; sino el talento; y es por eso que debemos como seres humanos reconocer las virtudes como expresiones de libertad y de justicia y hacerlas valer para mejorar las condiciones de la sociedad.
No dejo de reconocer que es muy tentador ser todo lo contrario a lo positivo; porque es facil; porque cada que cerramos los ojos somos nosotros mismos; y cuando los abrimos para el egoísta sigue con los ojos cerrados. Al abrir los ojos cada mañana hagámoslo con conviccion y con el proposito de usar nuestros recursos, liderazgo o talento para servir a nuestras familias, a nuestras comunidades y a la humanidad.
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